(Artículo
4 de la Declaración de los Derechos del Niño de 1959)
INTRODUCCION
Desde
el punto de vista de la prevención, debemos decir que a pesar de los
esfuerzos realizados, no es siempre suficiente. Existen grupos
sociales desfavorecidos a los que no les llega la información y
desconocen la repercusión y consecuencias de determinadas prácticas
de riesgo, grupos que por razones ideológicas, religiosas y morales
no aceptan los avances médicos y científicos, y población en
general que, aun disponiendo de información y manteniendo una
actuación consecuente con ella, son afectados por la enfermedad.
Además, hay enfermedades para las que no existe una
prevención
específica.
Se
diferencian tres niveles de prevención de la enfermedad:
Prevención
primaria:
el objetivo es evitar la aparición de la enfermedad y la actuación
se centra en la intervención sobre los factores de riesgo, ya sean
de carácter individual (genético, constitucionales…), ya sean de
carácter ambiental (contaminación, tabaco, alcohol…). La
información es básica para garantizar esta prevención y la labor
de la escuela es importante para ello
Prevención
secundaria:
el objetivo es la detección precoz de los síntomas, para evitar
que la enfermedad progrese y aparezcan complicaciones y secuelas que
afecten al desarrollo del niño. El educador puede dar la primera
voz de alarma en este sentido, pero la actuación determinante
vendrá del ámbito sanitario ya que, la mera detección de síntomas
no tiene sentido en sí misma si no hay un tratamiento adecuado de
la enfermedad desde los centros de salud.
Prevención
terciaria:
tiene como objetivo el diagnóstico y la aplicación del tratamiento
adecuado que contribuya a frenar la enfermedad, función propia de
los centros sanitarios.
Dicho
esto, partimos de que la enfermedad es consustancial a la vida de la
especie humana y por tanto va a estar presente en la vida de todas
las personas, y de manera especial en la vida de los niños.
Definimos
la enfermedad como una alteración orgánica o funcional que pone en
peligro la salud de la persona.
Antes
de continuar con el tema, nos fijamos en algunos términos de
carácter médico que debemos conocer:
Síntoma
o signo:
cualquier indicio o manifestación de una alteración orgánica o
funcional que revela la posible aparición de una enfermedad.
Síndrome
o cuadro:
conjunto de síntomas y signos que se dan en un tiempo concreto y
que definen clínicamente una enfermedad.
Morbididad
o morbilidad:
Número proporcional de personas que en una población y tiempo
determinados, padecen una enfermedad concreta.
Patógeno:
Agentes productores o causantes de enfermedades.
Infección:
estado
producido por la implantación, desarrollo y actuación en el
organismo humano de seres vivientes patógenos, y por tanto
causantes de una enfermedad.
Infestación:
Estado producido por la implantación de parásitos macroscópicos.
Profilaxis:
conjunto de medios y medidas de tipo preventivo que sirven para
preservar de enfermedades al individuo y la sociedad.
LAS
ENFERMEDADES
Hemos
definido la enfermedad como toda alteración orgánica o funcional
que pone en peligro la salud de la persona. De esta definición se
derivan repercusiones sociales o psíquicas, que pueden afectar al
sujeto, muchas veces de manera grave; nosotros en este tema nos
fijaremos únicamente en la repercusión física de las mismas.
Las
enfermedades pueden clasificarse en dos grandes bloques en función
de su causas, y así diferenciamos entre:
Enfermedades
congénitas:
enfermedades estructurales o funcionales presentes desde el momento
del nacimiento, son enfermedades genéticas, dentro de las cuales
con carácter general, podemos citar los siguientes factores
como causantes de los mismos:
Alteraciones
en el desarrollo embrionario producidas por agentes externos,
teratógenos: radiaciones, enfermedades maternas, consumo de
sustancias tóxicas por parte de la madre…
Alteraciones
genéticas del feto.
Acción
conjunta de los 2 factores
Estas
enfermedades congénitas son tratadas en otros módulos de manera más
específica, únicamente señalaremos aquí algunos datos:
Afectan al 5% de los
nacimientos, teniendo en cuenta además, que el número de abortos
aumenta en estos embarazos.
En torno al 20% de los
niños con alteraciones congénitas mueren en el periodo postnatal.
El 10%
de las
alteraciones congénitas son hereditarias
Enfermedades
transmisibles- infecciosas:
son enfermedades causadas por organismos vivos (bacterias, virus,
parásitos, priones) que entran en el organismo humano provocándole
la enfermedad y que son capaces de pasar de unos individuos a otros,
(contagio).
En
los países desarrollados las mejoras de las condiciones de vida y
los avances médicos han contribuido a la disminución de las
enfermedades infecciosas; aun así hay que tener en cuenta que no
están erradicadas totalmente, la afectación que tienen en los
distintos grupos sociales y no olvidar que en los países del tercer
mundo estas enfermedades son la primera causa de mortalidad infantil.
Infecciones
bacterianas:
Son
enfermedades causadas por bacterias. Las bacterias son
microorganismos unicelulares, células vivas independientes, que
producen su efecto al multiplicarse dentro de un individuo. Están
muy extendidas por toda la naturaleza y por tanto es muy fácil que
entren en contacto con el cuerpo humano.
Existen
diferentes tipos de bacterias,
no todas causan efectos negativos:
Patógenas:
son
bacterias causantes de enfermedades cuando entran en contacto con el
organismo, pudiendo provocar infecciones graves. Ej, cólera,
tuberculosis, neumonía….
Oportunistas:
están
en la piel, en la boca, en la mucosa genital…. En un principio no
producen ningún prejuicio, pero a veces, cuando bajan las defensas
del individuo pueden generar una infección. Ej, otitis, forúnculos…
Saprofitas:
son
bacterias que producen beneficios en el organismo. Ej, las que viven
en la flora intestinal
El
grado de severidad de las infecciones causadas por bacterias pueden
variar de acuerdo con la agresividad del microorganismo y el estado
inmunológico del individuo (su nivel de defensas).
El
tratamiento
adecuado ante las infecciones bacterianas son
los antibióticos, y dentro de los cuales se
diferencian dos tipos:
La
aplicación de los tratamientos antibacterianos debe hacerse bajo
estricta recomendación y seguimiento médico, su
uso indiscriminado puede producir efectos contraproducentes,
especialmente en edades infantiles
Pueden
favorecer la aparición de resistencia bacteriana ante determinados
fármacos, volviéndose estos ineficaces.
Pueden
producirse alergias a determinados antibióticos que pueden generar
graves problemas.
Infecciones
víricas:
Son
enfermedades causadas por virus. Los virus son organismos de
estructura muy sencilla que viven en el interior de células vivas,
se reproducen en ellas y generalmente las destruyen; son parásitos
celulares. Mucho más pequeños que las bacterias.
Las
enfermedades producidas por los virus son muy variadas y de muy
diversa gravedad; el resfriado común y la gripe están causadas por
un virus, el sarampión y el SIDA también.
El
mejor garante en la lucha contra las infecciones víricas es el
sistema inmunitario de la persona, que se refuerza a través del uso
de vacunas (veremos su actuación y efecto más adelante). Aun así,
destacar que los sistemas inmunológicos más frágiles son los de
los niños y los de los ancianos; por eso las consecuencias de las
infecciones víricas en estos sectores de población suelen ser más
graves.
Los
tratamientos médicos contra las enfermedades víricas se basan en
los llamados fármacos antivirales, medicamentos complejos, que
pueden dar lugar a efectos secundarios importantes, ya que su
actuación se desarrolla dentro de las células del organismo,
pudiendo dañarlas.
Enfermedades
causadas por virus y bacterias.
Hay
enfermedades que pueden estar causadas tanto por virus como por
bacterias, y en función del organismo que las produzca tendrán
efectos diferentes en la salud del individuo, así por ejemplo,
existe la meningitis viral o bacteriana y neumonía viral o
bacteriana.
Infecciones
causadas por parásitos.
Los
parásitos son organismos que viven a costa de otros de distinta
especie, no solo del ser humano (también se dan en plantas y en
animales), y cabe decir que no siempre tienen efectos negativos para
la salud aunque en algunos casos sus efectos pueden ser muy graves.
En
el caso del ser humano, los parásitos se pueden transmitir a través
del agua, de los alimentos, del contacto con otros animales, de
picaduras de mosquitos…
Algunos
tipos de parásitos y sus afectaciones son los siguientes:
Protozoos:
microorganismos
que suelen vivir en el agua o ser parásitos de gatos, perros,
ratas, mosquitos… cuando esos animales pican o muerden al hombre,
les contagian.
Ej, giardia lamblia (parásito del intestino)
Hongos:
Ej, Candidasis, muguet, tiñas (hongo de tipo moho)…
Parásitos pluricelulares: Ej, piojos,
lombrices, pulgas…Una infección común en escuelas infantiles
es la Giardia Lamblia o parásito intestinal que produce
diarreas.
Gusanos. Algunos causan
enfermedades en el hombre como la triquinosis, las tenias...En
el niño la parasitación más común son los helmintos o lombrices.
Infecciones
causadas por priones.
Los
priones son agentes infecciosos de reciente descubrimiento, de los
que aun no se sabe mucho. Ej,
encefalopatía espongiforme, (enfermedad de las vacas locas).
3.
TRANSMISIÓN DE ENFERMEDADES: LA CADENA EPIDEMIOLÓGICA
Una
vez conocidos y explicados los microorganismos que causan las
enfermedades, la pregunta que surge es la siguiente ¿dónde están y
cómo llegan al ser humano? Para contestarla es necesario hablar de
la cadena epidemiológica. Ésta nos
permite
saber por qué y cómo se produce la transmisión de la enfermedad
de una persona a otra, y en ella se diferencian los siguientes
eslabones:
Las
personas:
son los principales reservorios de enfermedades infecciosas. Ej,
resfriado común, SIDA…
Los
animales:
las enfermedades pueden tener como intermediarios a los animales,
puede que los esos microorganismos no afecten negativamente a la
salud de los animales, pero sí al ser humano. Ej,
rabia
El
suelo, el agua, objetos…
pueden ser hábitat de gérmenes que pasan al ser humano mediante
su contacto en determinadas situaciones. Ej,
tétanos.
Contagio
directo:
Los microorganismos pasan de una persona infectada a otra, a través
de distintos fluidos (sangre, semen…), los ejemplos más claros se
ven en la transmisión del SIDA y otras enfermedades sexuales
Contagio
indirecto:
Este contagio es propio de microorganismos que pueden aguantar más
tiempo fuera de un organismo vivo y la transmisión se efectúa a
través de otros medios:
Del
aire:
al toser, al estornudar, al hablar…expulsamos gotas de saliva
pequeñas cargadas de gérmenes. Ej, resfriado, gripe, sarampión…
De
alimentos contaminados:
hay alimentos en los que la proliferación de bacterias y virus es
muy rápida si no se tiene en cuenta su adecuada conservación
(huevos, leche, pescados…) y el material con el que se manipulan.
Ej, salmonelosis, infecciones gastrointestinales…)
El
agua:
El agua es otro medio de contagio de enfermedades, ya sea por
ingestión directa o por ser utilizada para lavar frutas o
verduras. Ej, hepatitis A, fiebre tifoidea…
El
suelo, los objetos contaminados
… acordaos de los juguetes, cubiertos, peines…
Insectos
hematófagos
Ej,
mosquito anofeles que transmite la malaria, o mosca tse-tse que
contagia la enfermedad del sueño
La
persona sana:
Finalmente, el último eslabón de la cadena es la persona sana a la
que los gérmenes llegan, y penetran en su organismo a través de
distintas vías: boca, nariz, piel, genitales… ante los
microorganismo, la respuesta del organismo es la activación del
sistema inmunológico, obteniendo resultados:
Positivos,
respondiendo adecuadamente a la agresión y manteniendo así su
salud, o
Negativos,
sus defensas no son capaces de superar la agresión, y el individuo
pierde la salud
Factores
ambientales,
esto es:
Condiciones
climáticas, el aire, la contaminación atmosférica, la
calidad higiénico-sanitaria de las viviendas, la calidad de las
infraestructuras urbanas...
Factores
sociales:
Constituyen
uno de los aspectos de mayor influencia en la salud.
La
cultura, la economía, la educación o las tradiciones,
configuran el contexto en el que se va a dar un patrón
epidemiológico u otro. (La escuela infantil debe valorar el
contexto sociocultural en el que se encuentra (barrio, actividad
laboral de los padres, etc) para poder intervenir adecuadamente
desde la E.P.S.).
Factores
individuales:
sexo, herencia genética, edad, etc.
Factores
sanitarios:
grado de desarrollo de la organización sanitaria: recursos,...
ENFERMEDADES
INFECCIOSAS MÁS FRECUENTES:
Por
lo que vamos diciendo y por lo que tu ya sabes, existen muchos tipos
de enfermedades transmisibles, vamos a agruparlas en grandes bloques
y ver sus características más generales.
Enfermedades
exantemáticas: Son
enfermedades que presentan exantemas, erupciones cutáneas en forma
de placas o granos, de color rojizo, púrpura… que pueden tener
distinto tipo de distribución en el cuerpo y características, en
función de la de enfermedad concreta de que se trate.
Son
enfermedades infecciosas, víricas normalmente (aunque también las
hay bacterianas), muy comunes en la infancia. Ej,
sarampión, rubéola, varicela, paperas…
Muchas
de estas enfermedades están prácticamente erradicadas, gracias a la
vacunación sistemática de los niños, pero aun así de vez en
cuando se dan brotes que pueden ser más o menos importantes y que
pueden deberse a diferentes factores: fortalecimiento de virus,
migraciones, viajes…
Las
vías altas o superiores:
nariz, boca, laringe, bronquios…
Las
vías bajas o inferiores:
bronquiolos respiratorios, alvéolos pulmonales.
Las
enfermedades respiratorias tienen distintos
niveles de afectación y gravedad,
y son frecuentes los individuos que las padecen de manera crónica;
cabe
diferenciar entre:
Enfermedades
breves,
pero normalmente
intensas:
gripe,
difteria…
Enfermedades
crónicas y de larga duración:
asma,
bronquitis crónica…
El
origen
y la causa
de estas enfermedades es variado:
Pueden
tener origen infeccioso:
Causado
por virus: gripe,
resfriado común, neumonía…
Causado
por bacterias: difteria,
tuberculosis, neumonía…
Pueden
ser provocadas por agentes alérgicos:
asma
Ser
una complicación de enfermedades crónicas:
bronquitis
y bronquiolitis crónicas
Enfermedades
digestivas: Son
enfermedades más o menos comunes que afectan al aparato digestivo,
siendo sus manifestaciones más normales las diarreas y los vómitos:
Gastroenteritis
Otras
enfermedades comunes:
Además existen muchas otras enfermedades que no se pueden englobar
dentro de estos bloques de carácter general, pero que debemos tener
presentes, dada su incidencia en la población, especialmente en la
infantil: Meningitis,
otitis, conjuntivitis, SIDA…
5.
SISTEMAS DE PROTECCIÓN Y DEFENSA DEL ORGANISMO. Prevención de
enfermedades trasmisibles.
El
mantenimiento de la salud y la prevención de la enfermedad debe
darse a lo largo de toda la vida, y tener en cuenta los factores
físicos, psíquicos y sociales (recuerda la definición de salud!!).
Repasamos algunos aspectos a tener en cuenta en este epígrafe:
Prevención
durante el embarazo:
La
mujer embarazada deberá adquirir hábitos y estilos de vida
saludables: dieta equilibrada, ejercicio físico adecuado, horas de
sueño, supresión de consumo sustancias como alcohol, tabaco,
antibióticos…
Debe
tener especial cuidado con la prevención de enfermedades como la
rubéola, la varicela, el SIDA… que pueden generar malformaciones
graves y enfermedades congénitas en el feto.
Especial
cuidado también con la toxoplasmosis, cuyos síntomas en la mujer
son parecidos a los del resfriado común, pero que en el feto puede
causar enfermedades congénitas y malformaciones. La prevención
adecuada es evitar contacto con gatos y animales, y el consumo de
carne cruda.
En
el caso de que la mujer sufra enfermedades como la diabetes, tenga
una avanzada edad… deberá someterse a los cuidados específicos de
su ginecólogo y llevar un embarazo controlado.
Prevención
en la etapa infantil: En
la etapa infantil la prevención de enfermedades se basará
principalmente en la satisfacción de la necesidades básicas (como
hemos estudiado ya), en el mantenimiento de la salud mental del
sujeto, que desde la escuela se realizará trabajando la relación
afectiva y el ambiente de calma y seguridad, mediante la
intervención con familias (módulo de 2º curso de educación
infantil) y mediante la generalización de las vacunas como
mecanismo de inmunización preventiva
El
sistema inmunológico
El
sistema inmunológico es el sistema responsable de la defensa del
organismo de posibles agresiones procedentes del exterior. Tiene como
finalidad proteger al organismo y mantener su integridad.
Su
acción se lleva a cabo mediante distintos mecanismo de defensa,
mecanismos inespecíficos y mecanismos específicos, vemos que
implican y cómo actúan cada uno de ellos:
Estos
mecanismos son la primera defensa ante las infecciones, y entre ellos
están:
La
piel:
Uan de las funciones de la piel es impedir la entrada de
microorganismos nocivos en el organismo, y la realizará a no ser
que:
Presente
lesiones o roturas (heridas)
No
funcionen bien las glándulas sudoríparas y las sebaceas
No
mantenga un ph adecuado.
Mucosas:
sustancias que tapizan las entradas del organismo: boca, nariz,
ojos, oídos, genitales, superficie urinaria… en cada caso tienen
unas características específicas. Algunos ejemplos:
Secrección
lagrimal: las lagrimas surgen como defensa ante la entrada de
sustancias en el ojo, destruyen las bacterias y las expulsan
hacia fuera del mismo.
Mucosa
respiratoria: atrapan los gérmenes que tratan de penetrar por la
nariz y favorecen su expulsión.
Barrera
hematoencefálica:
Son
células pequeñas que limitan el paso de sustancias nocivas al
cerebro a través de los vasos sanguineos, evitan que los gérmenes
invadan el sistema nervioso central. El fallo en esta barrera
produce la meningitis.
Aun
así, cuando
estas barreras fallan
y los microorganismos, toxinas o sustancias extrañas logran
traspasarlas entran
en acción otros
mecanismos de defensa, que
tienen como objetivo neutralizar o eliminar a los invasores:
Es
la única sustancia que es mayor en el recién nacido que en el
adulto.
Macrófagos:
son células que ingieren células muertas y partículas extrañas y
se encargan de fabricar anticuerpos.
Interferones:
sustancia que tiene por objetivo proteger a las células no
infectadas y evitar que se infecten ante una infección de tipo
vírico. La producen los macrófagos.
El
sistema de complemento:
sistema
de proteínas básico para la defensa del organismo frente a virus y
bacterias. Produce una sustancia para destruir las células nocivas.
La
inflamación:
es
una forma de inmunidad innata; es una respuesta del organismo ante
la infección o la lesión de tejidos. La zona inflamada permite
aislar al agente patógeno del contacto con otros tejido, mediante
la subida de la temperatura de la zona afectada.
Para
entender esto mejor es
necesario comprender dos conceptos:
Antígeno:
Sustancia que forma parte de los agente patológicos y que es
capaz de producir una respuesta específica del sistema
inmunológico del individuo.
Anticuerpos:
sustancias químicas (proteínas) que ayudan a
destruir-neutralizar a los agentes nocivos.
Sí
el sistema inmunológico reconoce los antígenos producirá los
anticuerpos específicos para neutralizarles. Así, en la respuesta
inmunológica específica se diferencian dos partes:
La
generación de un anticuerpo concreto proporciona memoria al sistema
inmunológico y así, ante el mismo antígeno, la capacidad del
reacción del sistema inmunológico será más eficaz, más rápida y
efectiva.
Las
respuestas
inmunológicas específicas
también se llaman de
inmunidad
adquirida, y se diferencian varios
tipos:
Defensas
naturales o espontáneas activas:
anticuerpos específicos creados por el organismo tras pasar una
enfermedad.
Defensas
naturales o espontáneas pasivas:
anticuerpos que el niño recibe de su madre; desaparecen a los
3-4 meses.
Defensas
artificiales o provocadas activas:
Anticuerpos que adquirimos por medio de las vacunas, y que
tienen un efecto a largo plazo, o incluso para toda la vida del
sujeto
Defensas
artificiales o provocadas pasivas:
anticuerpos administrados directamente a través de sueros; es
una protección a corto plazo que se administra ante brotes muy
fuertes y sujetos de alto riesgo.
Normalmente
y a pesar de la clasificación, el sistema inmunológico no responde
a los ataques de manera parcial frente a los agente patógenos, si no
que normalmente se trata de una acción combinada de los dos sistemas
defensivos, específico e inespecífico.
El
sistema inmunológico del niño es similar al del adulto, pero
podemos señalar algunas características especiales, relacionadas
especialmente con la falta de maduración del mismo.
La
piel y las membranas del bebé son muy sensibles y vulnerables,
y pueden infectarse rápidamente, por lo que se deben extremar
las precauciones (recuerda la unidad de trabajo de higiene).
Aun así sus secreciones tienen un mayor poder bactericida que
las del adulto.
Barrera
hematoencefálica está muy inmadura, las infecciones se
producen fácilmente.
Los
mecanismos de inmunidad inespecífica están inmaduros, lo que
dificulta la neutralización de bacterias y virus; la
producción de fagotitos y de interferón es deficitaria
todavía.
Los
mecanismos de inmunidad específica son insuficientes, y no hay
producción propia de anticuerpos hasta los 8 meses
aproximadamente. Mediante la lactancia materna el niño recibe
anticuerpos de su madre (recuerda unidad de trabajo de
alimentación)
A
lo largo del tema hemos hecho numerosas referencias a la importancia
de las vacunas, en este epígrafe nos fijamos de manera especial en
ellas.
Las
vacunas son mecanismos de defensa artificial y se consideran la
medida más eficaz para prevención de infecciones. Su uso y
generalización han contribuido notablemente a la disminución de la
mortalidad infantil.
Las
vacunas son un preparado químico constituido por microorganismos
nocivos modificados (debilitados, muertos…) capaces de proporcionar
una respuesta inmunitaria contra la infección por parte del
organismo atacado, es decir, las vacunas introducen alérgenos en el
individuo sano y contribuyen a la generación de anticuerpos que
protegerán de futuros contagios.
La
esencia de la vacunas
está
en 2
particularidades:
Su
especificidad:
Dan respuesta contra los agentes patógenos específicos.
La
memoria:
Proporcionan la sistema inmunológico la capacidad para recordar el
antígeno y actuar con mayor contundencia ante su presencia.
Así,
las vacunas aportan protección duradera contra antígenos
específicos, responsables de ciertas enfermedades.
El
calendario
de vacunación vigente en la Comunidad de Madrid:
EL
EDUCADOR Y SU ACTUACIÓN ANTE LAS ENFERMEDADES.
La
misión del educador ante las enfermedades no es resolver los
problemas sanitarios que puedan tener los niños, no es hacer un
diagnóstico ni establecer un tratamiento, no es actuar sobre la
enfermedad en sí misma.
La
función del educador infantil es prevenir la enfermedad y paliar sus
efectos mediante una detección precoz, que permita establecer cuanto
antes un diagnostico y tratamiento adecuado por parte de los
profesionales sanitarios. De esta rápida actuación va a depender en
muchos casos de un buen diagnóstico.
El
educador tiene que estar alerta a la aparición de síntomas y
colaborar con el tratamiento determinado por el médico, siempre que
sea posible.
Ese
estar alerta a la aparición de síntomas, implica que el educador
sepa leer indicadores en los niños que le digan que no se encuentran
bien, por la razón que sea.
La
aparición de algún brote de enfermedad transmisible en la
escuela infantil, tiene unas consecuencias importantes porque puede
llegar a afectar a toda la comunidad escolar (alumnos, personal
educativo y padres) y extenderse ese contagio más allá de la
escuela, repercutiendo en su entorno social.
¿Qué
medidas básicas, debe tomar la escuela?
- Comunicarlo
a los padres.
- Asesoramiento
sanitario acerca del brote que se ha producido.
- Tomar
medidas y comunicarlas.
-
Seguir informando adecuadamente de lo que ha sucedido en el centro en
relación con el brote.
-
Con relación al niño afectado, la escuela se preocupará de las
repercusiones psicopedagógicas que para él tiene la
enfermedad.
6.1.
CLÍNICA DE LAS ENFERMEDADES TRANSMISIBLES
Nos
referimos a la sintomatología
que
caracteriza a estas enfermedades. Dos
tipos:
El
niño se muestra cansado, decaído, irritable, llorón...
Disminución
del apetito, por lo que no se le debe obligar a comer; es mejor
darle líquidos y comidas ligeras.
Tendencia
a vomitar con facilidad.
Fiebre.
Tos,
debido a la irritación de las vías respiratorias altas.
Dolor
en las partes inflamadas (garganta, oídos, etc.)
Dolor
e inflamación de las articulaciones.
Exantemas
(erupciones
cutáneas)
y manchas en la piel en enfermedades como el sarampión, la
rubéola,...
Dolor
de cabeza..
Además
de estos indicadores generales (que no siempre tienen por qué
indicar enfermedad), existen algunos signos de alarma que hacen
necesaria la intervención del educador.
El
protocolo va a garantizar la intervención común de toda la
plantilla del centro, y va a ser una justificación ante los padres
de los modos de actuación llevados a cabo.
Los
padres conocerán ese protocolo desde comienzo de curso
(matriculación, reuniones informativas…). Y se comprometerán a
respetarlo y cumplirlo en las cuestiones que les afecte.
Con
las peculiaridades de actuación propias de cada escuela, podemos
señalar con carácter general las siguientes pautas de intervención:
Ante
la duda sobre el estado de salud de un niño, comprobar si hay
fiebre o alguna otra señal de enfermedad.
En
caso de confirmarse, garantizar una atención individualizada al
niño.
Si
en el centro hay algún profesional sanitario, se hará cargo del
niño inmediatamente.
Avisar
a los padres para que vengan a recogerle cuanto antes y en su caso,
derivarles a un centro sanitario de urgencias.
Ante
la tardanza de los padres, o sospecha de gravedad importante, llamar
al servicio de urgencias correspondiente
La
fiebre es uno de los signos de alarma que el educador tiene que
aprender a leer en el niño. Es un síntoma de enfermedad muy
frecuente ya que siempre que hay una infección en el organismo, la
reacción de éste es elevar la temperatura. Es un mecanismo de
defensa más.
La
fiebre suele ir acompañada de otros síntomas: ojos brillantes,
rubor en las mejillas, somnolencia, decaimiento, sudoración, manos y
pies fríos y resto del cuerpo caliente…
Ante
la sospecha de que un niño tiene fiebre el educador debe comprobarlo
poniéndole el termómetro, es una intervención fácil y no agresiva
para el pequeño.
Existen
varios tipos de termómetros: de mercurio, de oído, digitales.
La
temperatura se puede tomar en varios sitios, en la axila, la ingle,
la boca y el ano; en la escuela infantil lo más frecuente es hacerlo
en la axila.
La
temperatura normal del organismo es de 36.5ºC si se toma en la
axila; y en función de esto se considera fiebre los valores que
están por encima, así se habla de,
Febrícula
si la temperatura está entre 37-37,5ºC
Fiebre
si la temperatura está entre 37,5-39ºC
Fiebre
alta si la temperatura está por encima de 39ºC
NOTA:
Hay que tener en cuenta además, que si medimos la temperatura en el
ano, los valores serán entre 0,6-1ºC más elevados.
En
caso de que se confirme que el niño tiene fiebre, la intervención
adecuada
se basará en los siguientes pasos:
Avisar
a los padres para que vengan cuanto antes a recoger al niño.
Atender
al niño de manera personal, en una habitación bien ventilada.
Aligerarle
de ropa, no taparle pero tampoco desvestirle.
Suministrar
líquidos al niño (agua, zumos…), pero no obligar a tomarlos
Si
los padres no llegan y la fiebre es muy alta, tratar de bajarla con
paños de agua fría o bañando al niño en agua tíbia, (25ºC).
Si
se ve necesario llamar a los servicios de urgencias.
No
administrar medicamentos en ningún caso.
El
vómito es la expulsión forzosa del contenido del estómago de
manera más o menos brusca, implica una arcada (no confundir con
regurgitación).
Las
causas son variadas; el educador debe saber diferenciar cuándo son
consecuencia de una infección y algunos indicios de esto son:
Los
vómitos van acompañados de otros síntomas: nauseas, fiebre,
diarreas…
Después
del vómito no hay un bienestar.
Agotamiento,
inapetencia, pesadez…
La
intervención adecuada ante los vómitos será la siguiente:
Avisar
a los padres para que vengan cuanto antes a recoger al niño.
Atender
al niño de manera personal, en una habitación bien ventilada y
tranquila.
Suministrar
líquidos al niño (agua, zumos…).
No
administrar medicamentos en ningún caso.
Los
exantemas son síntomas de muchas enfermedades infecciosas, son
granos, sarpullidos, que en función de la infección concreta
adoptarán distintas formas y colores, tendrán un erupción
diferente y se generalizarán por distintas partes del cuerpo.
La
Intervención ante ellos será la siguiente:
Avisar
a los padres para que vengan cuanto antes a recoger al niño.
Derivar
al pediatra con carácter de urgencia.
No
administrar medicamentos.
La
escuela establecerá unos requisitos de actuación ante las
enfermedades que los padres deberán conocer y respetar, entre los
cuales estará la no asistencia del niño a la escuela con el
objetivo de evitar los contagios a otros niños.
Se
exigirá a las familia no llevar al niño al centro si tiene:
Fiebre.
Diarrea
líquida o con sangre.
Infecciones
o llagas por la boca (estomatitis).
Erupciones
y exentemas por la piel, a no ser que lleve un informe médico
donde diga que no es contagioso.
Conjuntivitis
purulenta (pus amarillo), si no se está tratando.
Muguet,
si no se está tratando.
Parásitos
intestinales, si no se están tratando.
La
no asistencia al centro será de mayor o menor duración en función
de la infección de que se trate, algunos de los periodos
establecidos son los siguientes:
Paperas:
mínimo 9 días.
Rubéola:
4 días
Tos
ferina: mínimo 8 días
Sarampión:
7 días desde la erupción.
Varicela:
cuando se secan los exantemas.
En
cualquier caso se podrá solicitar un informe médico de no
contagiosidad.
El
educador no debe administrar ningún medicamento al niño a no ser
que cuente con un informe o receta médica, donde se establezca el
medicamento recomendado por el pediatra, la dosis y el horario del
mismo.
Si
no hay ese informe, los padres deben hacer un informe ordenando la
administración del medicamento bajo su responsabilidad, donde además
de los datos anteriores, producto, dosis, horario de administración,
figure el nombre del pediatra y el diagnóstico de la enfermedad.
Se
recomienda utilizar una jeringuilla, para medir bien la dosis a
administrar y para evitar que se caiga parte de ella.; se deposita el
contenido en el lateral interior de la boca del niño. Conveniente no
hacerlo si el niño está llorando. En los niños mayores se debe
explicar que se les da y para qué.
El
tratamiento con supositorios es un tratamiento agresivo, se debe
buscar la calma y la tranquilidad. Se pone al bebé boca arriba para
que vea la cara del adulto y no se asuste. Con una mano se le
levantan los pies-piernas hacia arriba y con la otra se le introduce
suavemente el supositorio. Se mantiene un ratito el culete
cerrado-apretado para que no lo expulse.
Se
coloca al niño tumbado lateralmente; se aplican las gotitas en la
fosa nasal contraria a la que se encuentra inclinado. En los niños
mayores se explica que se les da y para qué. Es conveniente
sujetarles las manos.
Se
coloca al niño boca arriba, y se le ladea la cabeza. Se echan las
gotas y se mantiene en esa posición durante unos segundo para que no
se salgan las gotas. Es recomendable calentar un poco el recipiente
con las manos, para que el líquido no esté tan frío.
Se
coloca al niño boca arriba, se le abre el ojo con la mano y con la
otra se ponen las gotas entre el parpado y el globo ocular. Es
recomendable calentar un poco el recipiente con las manos, para que
el líquido no esté tan frío.
ENFERMEDADES
MÁS COMUNES EN LA INFANCIA
Meningitis
Tosferina
Escarlatina
Tétanos
Difteria
Tuberculosis
Gripe
A,B,C
Parotiditis
o paperas
Rubeola
Varicela
Sarampión
Hepatitis
vírica: A,B,D,D,E,F y G. Más comunes A Y B
Poliomielitis
SIDA-VIH
Bronquiolitis
Neumonias
Asma
Bronquial
7.1ENFERMEDADES
TRANSMISIBLES PRODUCIDAS POR BACTERIAS
Es
un proceso inflamatorio que afecta a las meninges (3 membranas que
cubren el encéfalo y la médula espinal denominadas duramadre,
aracnoides y piamadre);
infección cuyo agente causal es el meningococo
(o
Neisseria meningitidis).
Existe una variedad que es vírica y es inofensiva, pero la
bacteriana puede dejar secuelas (sordera, ceguera, e incluso la
muerte).
Período
de incubación
No
está determinado de forma exacta, aproximadamente se da entre 4 a 7
días.
Mecanismo
de transmisión
Por
contacto con el enfermo y/o a través de un portador sano
asintomático. La fuente de contagio son las secreciones
rinofaríngeas del enfermo o portador.
Clínica
(síntomas)
Fiebre,
vómitos, dolor de cabeza y rigidez de nuca. En los niños pequeños,
en ocasiones la fontanela puede verse abombada. Los niños pueden
estar muy decaídos o muy irritables. CONSEJO: si aparece fiebre alta
y petequias (manchas rojas en la piel) y éstas no desaparecen
haciendo un estiramiento de la piel en torno a la mancha, o no
desaparecen al pasar por ellas un vaso de cristal tumbado, acudir
rápidamente
al hospital porque puede matar en 48 horas. A veces se puede
confundir con una gripe porque da síntomas parecidos como náuseas,
dolor de cabeza y articulaciones.... La detección es vital porque
hay casos en que en 6-8 horas se paralizan órganos, lo que deja
importantes secuelas.
Otros
síntomas: fotofobia, hipersensibilidad a los ruidos, resistencia a
extender las piernas...
Diagnóstico:
se llega extrayendo y analizando el líquido de la médula espinal,
por medio de una punción lumbar.
Tratamiento.
-
Ingreso urgente en un centro hospitalario, ya que puede ser mortal.
Se trata con antibióticos por vía intravenosa. Aislamiento.
Recomendaciones
ante un caso de meningitis en la escuela infantil
- Tomar
las medidas recomendadas por los sanitarios.
- Prestar
especial atención al resto de los niños por si presentaran
síntomas extraños para, en ese caso, acudir rápidamente al
médico.
Enfermedad
respiratoria causada por la Bordetella
pertusis.
Hace años era una enfermedad frecuente. Actualmente sólo suele
afectar a niños pequeños (mayor incidencia de 1 a 5 años), que aún
no han sido vacunados o han recibido pocas dosis de la vacuna.
Gracias a las vacunas, su incidencia ha disminuido notablemente y
cuando se presenta suele hacerlo de forma benigna.
El
periodo
de incubación
oscila entre 1 y 3 semanas, aunque suele estar entre 7 y 10 días.
Se
transmite por contacto con el enfermo a través de gotitas de
Pflügge
Los
síntomas
se manifiestan en 3 etapas:
En
la primera (1 ó 2 semanas), el niño presenta los síntomas de un
estado catarral, con temperatura algo elevada, lagrimeo y tos
leve.
En
la segunda (2 a 4 semanas), la tos se hace espasmódica, repetida al
inspirar y espirar, pudiendo aparecer enrojecimiento facial,
cianosis y vómitos con la tos.
Por
último, pasa por una etapa de convalecencia (1 a 2 semanas), en la
que va disminuyendo la sintomatología, aunque la tos puede
persistir durante varios meses.
En
niños muy pequeños puede hacer falta hospitalizarles si tienen
dificultad para alimentarse, pero, en general, bastará con un
antibiótico, antitusígenos y bebidas abundantes.
La
profilaxis o prevención se hace mediante la vacunación específica.
Enfermedad
causada por el estreptococo
hemolítico A.
El contagio se produce por contacto con personas enfermas. Es una
enfermedad muy contagiosa.
El
período
de incubación
puede oscilar entre 2 y 7 días.
Comienza
de forma brusca y durante las primeras 24 horas el niño se queja de
dolor de cabeza y de garganta. Puede tener nauseas y vómitos.
Los ganglios del cuello se inflaman y la temperatura suele superar
los 39º
C.
Al
cabo de unos días, aparece la erupción que consiste en unos puntos
rojos pequeños y elevados.
Las
mejillas suelen estar enrojecidas mientras que alrededor de la boca
hay palidez. Pasada una semana, la piel se descama, sobre todo en las
manos y los pies.
Tratamiento:
con antibióticos y antipiréticos (en caso de fiebre). Conviene dar
dieta ligera y gran cantidad de líquidos.
Medidas
preventivas:
no asistir a la escuela. El padecimiento de la enfermedad proporciona
una inmunidad activa, que se mantiene durante 10 años.
Infección
provocada por el Clostridium
tetani,
que
penetra y se desarrolla en las heridas produciendo una toxina que se
propaga por los nervios hasta el sistema nervioso central.
Período
de incubación:
Oscila entre 4 y 20 días.
Mecanismo
de transmisión:
Los gérmenes tetánicos viven en el suelo, en la tierra, en
estercoleros y en lugares frecuentados por animales (abono).
Clínica:
Suelen aparecer contracturas musculares, que empiezan por los
músculos de la boca y que impiden cerrarla, para luego
generalizarse por todo el cuerpo. Presentan fiebre elevada,
irritabilidad, inquietud, rigidez y dificultad para tragar.
Tratamiento:
Suero antitetánico, antibióticos, sedantes, antitérmicos.
Medidas
preventivas:
Inmunización activa mediante vacuna, a partir de los 3 meses de
edad.
Es
una enfermedad aguda muy infecciosa producida por el Bacilo
de Löffler.
Se transmite por contacto con la persona enferma o en periodo de
incubación, a través de las gotitas de Pflügge(partículas
minúsculas presentes en el aliento) y otras secreciones.
Período
de incubación:
entre 1 y 6 días.
Clínica:
La infección se inicia con dolor de garganta, dificultad al tragar,
fiebre ligera, dolor de cabeza y anginas enrojecidas. (síntomas
comunes entre niños que están resfriados o sufren infecciones de
garganta ordinarias, sin embargo, en la difteria el niño está más
enfermo de lo que cabría esperar por estos síntomas).
Si
la enfermedad progresa, aparecen en las amígdalas, faringe, fosas
nasales y laringe unas lesiones inflamatorias recubiertas de unas
falsas membranas blanquecinas muy adherentes, que al intentar
quitarlas sangran. Pueden desencadenar un problema respiratorio
grave.
Tratamiento:
Con antibióticos y suero antidiftérico.
Medidas
preventivas:
vacunación.
(Esta
enfermedad se cobraba muchas víctimas pero gracias a la vacunación
no se registran casos desde hace varios años).
Enfermedad
producida por el Bacilo
Mycobacterium tuberculosis,
o
bacilo
de Koch
(microbiólogo alemán que lo aisló), que puede afectar a cualquier
tejido, pero de forma especial a los pulmones. Los bacilos se
transmiten a través del esputo (flema expectorada) contaminado, o
por las gotitas de Pflügge tras toser, estornudar, etc, de la
persona enferma.
No
tiene un periodo de incubación específico. Cursa con febrículas y
pérdidas de apetito. En fase más avanzada, fiebre, fatiga,
sudoración nocturna y pérdida de peso, trastornos respiratorios,
dolor torácico, y esputos sanguinolentos. Requiere hospitalización
en esta fase, pero después, se puede volver a la actividad normal.
Puede tener complicaciones si no se trata adecuadamente (daño
pulmonar...)
Prevención:
vacuna indicada para personas que conviven con enfermos infectados o
inmunodeprimidos (enfermos de SIDA, etc).
ENFERMEDADES
TRANSMISIBLES PRODUCIDAS POR VIRUS.
Muchas
de las enfermedades más frecuentes durante la infancia están
producidas por virus, entre ellas cabe
destacar por su frecuencia, las siguientes:
Enfermedad
infecciosa aguda que afecta a las vías respiratorias. La producen
virus
de tres tipos:
A, B y C,
que va mutando continuamente, por lo que la inmunidad de por vida es
imposible.
Período
de incubación:
entre 2 y 8 días
Mecanismo
de transmisión:
El
contagio tiene lugar por contacto con el enfermo a través de las
secreciones naso-faringeas y las gotitas de Pflügge.
También
se propaga fácilmente por el aire produciendo epidemias
periódicamente todos los años. Clínica:
-
Comienza con escalofríos y temperatura elevada, tos, dolor de
cabeza, palidez, cansancio, malestar general, catarro de las mucosas
de la nariz y de los ojos.
Si
la gripe no se complica, los síntomas remiten a los 5 ó 6 días,
pero el decaimiento general dura unas 2 semanas. Las complicaciones
suelen ser pulmonares y cardiacas y a veces de consecuencias
importantes.
Tratamiento:
-
Para aliviar o eliminar los síntomas: bajar la fiebre con
antitérmicos, calmar la tos, aliviar el decaimiento general con
analgésicos (que no sea aspirina).
-
Guardar reposo y no exponerse a corrientes de aire.
Medidas
preventivas:
Vacunas. (el inconveniente es que cada año varía el tipo de virus
causante de la epidemia, aunque es muy recomendable sobre todo
en personas con menos defensas como ancianos, enfermos, etc.).
Es
la inflamación de las glándulas parótidas o salivares, que están
localizadas debajo del lóbulo de la oreja, por un virus del
tipo mixovirus
No son frecuentes antes de los tres años, aunque pueden aparecer en
cualquier edad. En niños, su máxima incidencia es entre los 5 y 9
años.
Período
de incubación:
Suele oscilar entre 2 y 3 semanas desde el momento del contacto.
Mecanismo
de transmisión:
Son
muy contagiosas. Se transmite por contacto con el enfermo a través
de las secreciones respiratorias, e indirectamente por medio de
portadores del virus sin síntomas de inflamación.
Clínica:
El
enfermo presenta fiebre moderada, malestar general e inflamación
dolorosa de una o de las dos glándulas que pueden impedir al niño
abrir bien la boca (masticación dolorosa). Frío, pérdida de
apetito y sequedad de garganta. Posteriormente se eleva la fiebre.
En
niños pequeños no son frecuentes las complicaciones, pero en niños
que hayan alcanzado la pubertad o en varones adultos puede aparecer
una inflamación de los testículos (orquitis), que cursa con
dolor y puede entrañar problemas de esterilidad.
Tratamiento:
Se
debe administrar antitérmicos para bajar la fiebre y analgésicos
para aliviar el dolor. Dieta blanda para facilitar la masticación.
Medidas
preventivas:
Vacunación
a los 15 meses, (triple vírica que
incluye: sarampión, rubéola y parotiditis)
y 4 años. Padecer la enfermedad proporciona una inmunidad
permanente..
Enfermedad
exantemática (erupciones semejantes a las de un sarampión), más
frecuente en la infancia que en adultos, de curso habitualmente
benigno. Tiene más importancia en la mujer embarazada, ya que puede
provocar malformaciones en el embrión si la madre la contrae en el
primer trimestre de la gestación.
Periodo
de incubación:
de 16 a 18 días hasta la aparición de los primeros síntomas,
pudiendo llegar hasta los 21 días.
Mecanismo
de transmisión:
directo por medio de las secreciones rinofaríngeas, y a través
de la placenta. A veces puede ser indirecto, a través de objetos
contaminados...
El
periodo de transmisión comienza unos 5 días antes y hasta 4 días
después de la aparición de la erupción.
Clínica:
Empieza
con malestar general y fiebre entre 38 y 39 ºC
(a
veces puede despistar porque la fiebre es baja),
con sudores, dolor de cabeza, catarro rinofaríngeo, conjuntivitis,
inflamación de los ganglios linfáticos retroauriculares y
suboccipital (detrás de las orejas y nuca respectivamente). Dolor de
cuello y cabeza.
La
erupción comienza por la cara y el cuello, después pasa al tórax y
las extremidades. Está formada por pequeñas manchas de color rosa
brillante, que desaparecen con la presión. Sin prurito.
Tratamiento:
No
existe ningún tratamiento específico. Por lo tanto será
sintomático (fiebre...). Es conveniente el aislamiento del paciente
para evitar su transmisión y que no tenga contacto con ninguna mujer
embarazada
Medidas
preventivas:
Su
padecimiento proporciona una inmunidad que dura toda la vida.
Mediante
la vacuna triple vírica a los 15 meses y otra dosis a los 4 años
(en las niñas se valora si se administra de nuevo a los 11 años,
para evitar que puedan contagiarse más adelante, en la edad fértil.
Hay que procurar no acercarse a la mujer embarazada.
Enfermedad
exantemática y contagiosa causada por el virus
varicela-zóster (VVZ).
Período
de incubación:
entre 13 y 17 días, pudiendo llegar hasta 21 días.
Mecanismo
de transmisión:
por contacto directo a través de las secreciones bucofaríngeas y
sobre todo, en contacto directo con sus erupciones, previo a la
formación de costras (las vesículas contienen un líquido con altas
concentraciones del virus). El periodo más contagioso es 1 ó 2 días
antes de que la erupción aparezca y 5 días después de la aparición
de las vesículas.
Clínica:
malestar general, dolor de cabeza y de las extremidades, ligera
elevación de la temperatura hasta que aparece la erupción, que
consiste en unas manchitas redondas de color rojo que se acompañan
de prurito. El rascado produce sobreinfección y deja cicatrices.
Poco a poco se van convirtiendo en ampollas, y más tarde evolucionan
formando costras. Aparecen en la cabeza, la cara y el tronco, siendo
más raras en las extremidades. También puede atacar a las mucosas y
aparecer el exantema en la boca y en los órganos genitales.
Tratamiento:
No
hay ninguno específico, tan sólo sintomático. Puede administrarse
alguna loción para calmar el prurito y antitérmicos. Conviene
extremar la higiene de la piel del niño y evitar que se rasque.
Aislamiento hasta 5 días después de la erupción. Evitar contacto
con mujeres embarazadas.
Medidas
preventivas:
Vacuna.
Padecer la enfermedad proporciona inmunidad .
Enfermedad
exantemática con lesiones máculo-papulosas (mancha pequeña sólida
y levantada) sin prurito, que se transmite a través del aire o por
contacto directo secreciones rinofaríngeas de una persona infectada.
Período
de incubación:
es de unos 15 días. Desde que se produce el contagio hasta que
aparecen los síntomas de catarro, transcurren unos 10 días y
desde éste hasta que aparece el exantema, unos 4 ó 5 días.
Clínica:
Suele
empezar como un catarro que se acompaña de estornudos,
conjuntivitis, fotofobia, tos seca y una temperatura por encima
de 380C.
En las encías y en el interior de las mejillas pueden aparecer unos
puntitos blancos con bordes rojizos llamados manchas
de Koplik. No
son habituales las complicaciones (neumonías y encefalitis
–infección del cerebro-), pero hay más riesgo en niños mayores y
adolescentes.
Hacía
el 5º
día,
aumenta la temperatura por encima de 39º C,
y
al mismo tiempo brota la erupción, que consiste en la aparición de
unos puntos de color rojo oscuro que se unen formando manchas. Se
inicia en el cuello, por detrás de las orejas y en la frente,
extendiéndose por la cara, extremidades y el tronco.
Tratamiento:
para aliviar los síntomas (antitérmicos, preparados contra la
tos, etc.). También hay que administrar bastantes líquidos,
mantener limpia la boca, nariz y ojos, y proteger los ojos de la luz
fuerte.
Medidas
preventivas:
vacuna administrada a los 15 meses. Padecer la enfermedad supone la
inmunización. El niño ha de estar ausente del cole un mínimo de 5
días.
Enfermedad
producida por un virus que afecta a las células del hígado, dando
lugar a una inflamación hepática con alteración de sus funciones.
Clínica:
La enfermedad cursa con fiebre, falta de apetito, cansancio, síntomas
generales de una gripe, aumento del tamaño del hígado, heces de
color muy claro y orina oscura. Es característica la aparición de
ictericia
(coloración
amarillenta de piel y mucosas).
Existen
varios tipos de hepatitis: A,
B, C, D, E y G. Las
más comunes son la A
y la B,
siendo
la C más propia de toxicómanos. Ésta, a diferencia de A y B, no
tiene vacuna.
Enfermedad
de carácter benigno, que se contagia fácilmente y, de manera
especial, entre niños pequeños al tener lugar por vía fecal-oral,
y a través del agua y alimentos contaminados principalmente por las
heces de las personas contagiadas.
Es
más propia de países en vías de desarrollo.
No
hay un tratamiento específico para la enfermedad en sí, aunque sí
existe vacuna para la población de riesgo: gente que manipula
alimentos, que viajen a países subdesarrollados, que trabajen en
albergues, residencias…, manipulen aguas residuales….
Es
recomendable alimentarse con una dieta exenta de grasas y comidas
pesadas, beber muchos líquidos y hacer reposo si el enfermo está
muy débil. Si no hay complicaciones, suele desaparecer en pocas
semanas.
No
suele causar complicaciones, tendiendo a la curación espontánea,
quedando inmune tras su padecimiento.
Recomendaciones
para el control de un brote de hepatitis A desde familia y escuela:
Lavar
por separado la ropa del enfermo.
No
compartir cubertería o vajilla y lavar por separado, ni objetos de
uso personal.
Limpiar
bien aseos con lejía.
Lavarse
profusamente manos y uñas con cepillo antes de manipular alimentos.
Cambiar
pañales fuera de zonas de alimentación o almacenamiento.
Desechar
pañales sucios fuera del alcance de los niños.
Desinfectar
con lejía la superficie de cambio de pañales.
Utilizar
vasos y toallas desechables, de un solo uso.
Limpiar
y desinfectar cuidadosamente todos los juguetes.
Período
de incubación:
entre 2 y 6 meses, por lo que es difícil identificar la fuente de
infección.
Mecanismo
de transmisión: Se
transmite por la sangre (jeringuillas contaminadas, hemodiálisis,
transfusiones, piercings, tatuajes…), relaciones sexuales
promiscuas, y vía placentaria madre-hijo.
Tratamiento:
No
existe ningún tratamiento específico eficaz, pues aunque se
administran antivirales, a menudo el virus sufre mutaciones. Debe
vigilarse la dieta (poca grasa…). Los complejos vitamínicos ayudan
a la recuperación del hígado. El 95% de casos en adultos suele
tener curación espontánea, aunque si
aparecen complicaciones,
puede derivar en cirrosis hepática o carcinoma y en consecuencia la
muerte del paciente.
Medidas
preventivas:
A través de vacuna. Se vacuna a los 0, 2, 4 y 6 meses de edad y
profesionales sanitarios de hospital y a pacientes de hemodiálisis.
Es
una enfermedad de carácter agudo, producida por el poliovirus
(1,2 ó 3),
que puede manifestarse como una infección (diarrea, dolor de
cabeza…) con lo que puede pasar desapercibida o como un cuadro de
parálisis al afectar a los músculos de miembros inferiores en la
mayoría de los casos, aunque también puede afectar al SNC (atacan a
las neuronas y a los nervios).
Aproximadamente
el 90% de los casos se presenta sin ningún tipo de síntomas y sólo
el 10% restante presentan la enfermedad que cursa con parálisis.
Debido
a la vacunación sistemática de todos los niños, en los últimos
años no se ha detectado ningún caso.
Periodo
de incubación:
entre 1 y 3 semanas.
Mecanismo
de transmisión:
por contacto directo con el enfermo, a través de las gotitas
faríngeas expulsadas con la tos, estornudos o simplemente al hablar,
y por medio de las heces y la orina al contaminar el agua y los
alimentos.
Clínica:
Los
principales síntomas son fiebre moderada, dolor de cabeza, malestar
general, rigidez de nuca y de espalda con o sin parálisis.
Medidas
preventivas:
distintos tipos de vacunación, normalmente oral.
El
SIDA es un conjunto de enfermedades que aparecen en personas
infectadas por el VIH
(Virus de la Inmunodeficiencia Humana).
Este virus cuando infecta a una persona, puede producir un déficit
inmunitario con disminución de la capacidad defensiva, que hace
posible que gérmenes con los que habitualmente convivimos produzcan
infecciones llamadas oportunistas y/o que se desarrollen ciertos
cánceres de difícil aparición cuando el sistema inmunológico es
normal.
Mecanismos
de transmisión:
El
virus se encuentra en sangre, semen y secreciones vaginales, y en
menor cantidad en la leche materna de mujeres infectadas. El virus se
transmite a través de:
Intercambio
de jeringuillas con sangre contaminada.
Relaciones
sexuales sin protección.
Transmisión
perinatal de madre a hijo ( a través de la placenta o durante el
parto).
Transfusiones
sanguíneas (sangre infectada, si bien, actualmente el control es
muy meticuloso).
Clínica:
En
general, el SIDA se manifiesta con pérdida de peso, fiebre,
sudoración nocturna y diarrea.
Se
acompaña de otras infecciones secundarias por microorganismos
oportunistas y de cánceres (el más mortífero es el Sarcoma
de Kaposi)
Tratamiento:
con fármacos específicos. Se completa con un tratamiento
sintomático y de las otras patologías sobreañadidas.
Medidas
preventivas:
-
No intercambiar nunca
agujas
ni jeringuillas.
-
Usar siempre
preservativo
en las relaciones sexuales, si una de las personas está infectada.
-
La mujer seropositiva (infectada) debe evitar el embarazo.
-
No es aconsejable la lactancia materna si la madre está infectada
aunque la probabilidad de contagio al bebé es baja.
NOTA:
hay enfermos que no desarrollan nunca la enfermedad, siendo
simplemente portadores. Además, en torno a un 5% de los enfermos
tampoco lo hacen porque, según un descubrimiento de científicos
americanos en septiembre de 2005, desarrollan una proteína llamada
“A3G”que aísla el virus y le impide crecer y extenderse, por lo
que podría ser una buena base sobre la que conseguir una medicación
con el contenido de esta proteína que impediría que la enfermedad
fuera mortal, ya que se paralizaría su extensión.
En
la escuela hay que tener en cuenta:
-
La transmisión del virus no se produce por compartir el lugar de
trabajo o la habitación, usar los aseos públicos,
convivir en la misma casa, comer en la misma mesa, compartir los
lápices y juguetes, jugar en el mismo parque, utilizar la misma
ropa, bañarse en la misma piscina, etc.
-
El cambio de pañales y el aseo de los más pequeños no comporta
riesgo de contagio. Tampoco por compartir cepillos de dientes,
(aunque no debe hacerse, suele ocurrir entre niños) ya que la saliva
no es fluido de riesgo y en el caso que haya habido mezcla con
sangre, ésta suele estar presente en escasa cantidad.
-
Un trabajador de la escuela infectado por el virus del SIDA puede
desarrollar su actividad con absoluta normalidad.
-
Cuando un niño se pincha con una jeringuilla en un parque, se
aconseja que acudamos a un servicio sanitario para que valoren
el hecho y ver si procede hacer la prueba del SIDA, etc.
Infección
vírica aguda del tracto respiratorio inferior que afecta a lactantes
y niños pequeños. Produce dificultad al respirar, sibilancias y
ruidos crepitantes. Dura entre 7 y 12 días. Producida por el virus
sincitial
y
virus parainfluenza
3, que
se encuentran en las microgotas del aliento (Pflüge). Los niños más
propensos son los prematuros.
El
periodo
de incubación
va de 2 a 8 días.
Clínica:
comienza con síntomas catarrales y algo de fiebre y posteriormente
dificultad respiratoria, respiración agitada, retracción de las
costillas (tiraje), sibilancias, crepitantes y tos.
Tratamiento:
uso de corticoides (muy discutido), antibióticos en caso de
infección bacteriana, broncodilatadores y antiinflamatorios.
Antitérmicos si hay fiebre. Suelen requerir hospitalización.
Inflamación
de los pulmones que origina dificultad respiratoria. Muy frecuente en
bebés menores de un año. Producidas por virus (adenovirus,
sincitial, parainfluenza...) o por bacterias (Pneumococcus,
rickettsias...), y muy rara vez por protozoos u hongos.
Se
presenta en forma de crisis agudas apareciendo a medida que avanza,
escalofríos bruscos, sudoración, dolor, fiebre alta, tos y esputos
oscuros, vómitos, cefaleas, taquicardias, insuficiencia
respiratoria, e incluso cianosis.
Es
una enfermedad que, a pesar de ser grave, los niños se recuperan
rápidamente.
Tratamiento:
en casos graves, hospitalización si requiere oxígeno. Si la
infección es bacteriana, antibióticos. Las víricas se curan solas.
Se recomienda reposo, beber mucho líquido y si hay dificultad
respiratoria y / o fiebre, broncodilatadores y antitérmicos
respectivamente.
Enfermedad
del aparato respiratorio que se manifiesta de forma más o menos
súbita, con crisis de diseña (dificultad respiratoria). Sus causas
son diversas: por factores endógenos predisponentes (alergias,
asma...) o exógenos (clima, ácaros, alimentos, polen...)
Clínica:
Tos, ruidos sibilantes a la oscultación, secreciones (flemas),
diseña, fatiga y sudoración, piel fría y palidez. Después de
periodos de crisis, suelen darse otros de normalidad. Los síntomas
se suelen dar por las noches.
Ho
es una enfermedad peligrosa si se trata, pero si perdura el asma,
puede derivar en enfisemas (hinchazón o dilatación anormal de los
alvéolos pulmonares).
Prevención
y tratamiento:
a
través de medidas higiénicas ambientales para disminuir la
presencia de ácaros y polvo, no fumar, utilizar humidificadores de
vapor frío, etc. En cuanto a tratamiento, el facultativo actuará en
cada caso según las causas; es frecuente el uso de broncodilatadores
y antiinflamatorios corticoidales.
OTRAS
ENFERMEDADES PRODUCIDAS POR DIFERENTES MICROORGANISMOS
Es
la infección del tracto gastrointestinal debida a virus, bacterias,
hongos, parásitos o protozoos, que producen una inflamación de
estómago (gastritis) y del intestino (enteritis).
En
los niños, la mayoría son producidas por virus en invierno, y el
resto, suelen ser bacterianas (salmonella, ) o parasitarias (Giardia
lamblia...), y se transmite por via fecal-oral y a través de
alimentos contaminados.
Clínica:
Aparece bruscamente con fuertes dolores abdominales, náuseas,
diarreas acuoas o con pus, sangre o moco, y vómitos, fiebre y
malestar general. La gravedad depende de las pérdidas de líquidos e
iones (partículas dotadas de carga eléctrica y cuya pérdida
produce desequilibrio electrolítico)
Prevención
y tratamiento:
extremar las medidas higiénicas y reponer líquidos e iones para
evitar la deshidratación, mediante soluciones acuosas de glucosa,
bicarbonato sódico, cloruro sódico y cloruro potásico. Si la
situación es grave, la administración será intravenosa. Dieta
blanda (ya discutida). En casos de infección bacteriana severa,
incluso algún antibiótico.
Es
el parásito infantil (protozoo) más frecuente y el mayor
responsable de la mayoría de las diarreas en los centros infantiles
más propio de países en vías de desarrollo. Sobre todo afecta a
niños de 2 a 6 años y ancianos. La infección se transmite por vía
fecal-oral o a través de la ingestión de agua o alimentos
contaminados.
Periodo
de incubación:
entre 1 y 4 semanas.
La
clínica
responde con los mismos síntomas que cualquier gastroenteritis, y a
veces se alternan episodios de diarreas con otros de estreñimiento.
Las complicaciones pueden ser mayores que una gastroenteritis normal,
como mayor cronicidad, anemia, retraso ponderal…
Su
prevención
es básicamente higiénica: lavado de manos antes y después de
ingerir alimentos e ir al baño, aseo después de asear a un menor, e
higiene alimentaria (especial cuidado en lavar los alimentos que se
ingieren crudos como frutas y verduras...).
El
tratamiento
será bajo prescripción médica, aquel que permita la desaparición
del agente patógeno.
Es
la más frecuente. Consiste en la inflamación de la mucosa que
recubre el interior de los párpados y el exterior del globo ocular
excepto la córnea.
Causa
y modo de transmisión:
puede producirse por una infección, alergia o traumatismo. Las
infecciones son propias de virus y bacterias (clamydias, gonococos,
estafilococos y estreptococos). Son muy
contagiosas,
a través del estornudo o de forma indirecta por medio de toallas,
manos, pañuelos, lentillas... En recién nacidos se produce por
contaminación en el canal del parto y hay que tratarlas
inmediatamente para evitar que el niño pierda la visión. Es muy
conveniente que el niño no acuda al cole.
Sintomatología:
enrojecimiento, picor, inflamación, sensación de cuerpo extraño al
parpadeo, fotofobia, secreción mucosa y pus.
Tratamiento:
limpieza ocular con suero fisiológico y gasa estéril.
Posteriormente, si es vírica remite sola y si es bacteriana con
antibiótico (colirio o crema).
Prevención:
higiene escrupulosa de manos lavándolas frecuentemente, no tocarse
ni rascarse los ojos, no utilizar toallas, sábanas, etc de una
persona infectada.